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Disfunción eréctil a los 40 años

Hombre de unos 40 años, con camiseta azul, sentado en el borde de una cama mientras mira pensativo su smartphone, en un entorno doméstico tranquilo con fondo azul claro. Imagen relacionada con salud masculina y disfunción eréctil a los 40.
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La disfunción eréctil a los 40 años es más común de lo que muchos creen. Aunque suele asociarse con la edad avanzada, afecta a un porcentaje significativo de hombres a partir de la cuarta década de vida. De hecho, se estima que cerca del 40% de los hombres de 40 años han experimentado algún grado de dificultad para lograr o mantener una erección firme durante las relaciones sexuales.

Tener problemas ocasionales de erección no siempre indica un trastorno. El estrés, el cansancio o el consumo de alcohol pueden provocar fallos puntuales. Pero cuando la disfunción eréctil se vuelve frecuente o persistente, conviene prestarle atención. No solo puede generar ansiedad, baja autoestima o afectar la vida de pareja, sino que también podría ser un síntoma temprano de enfermedades cardiovasculares, metabólicas o neurológicas.

En este artículo te explicamos por qué puede aparecer la disfunción eréctil a los 40 años, qué factores la provocan y, sobre todo, qué opciones existen para superarla de forma eficaz y segura.

Causas de la disfunción eréctil a los 40 años

La excitación sexual masculina es un proceso complejo donde intervienen el cuerpo y la mente. En consecuencia, la disfunción eréctil a los 40 puede tener múltiples causas, a menudo resultado de una combinación de factores físicos y psicológicos. Veamos las causas principales:

Causas físicas y condiciones médicas

A los 40 años, muchos hombres mantienen una buena salud, pero es una etapa en la que pueden empezar a aparecer ciertos problemas médicos que afectan la función eréctil. Las causas físicas más comunes incluyen factores que alteran el flujo sanguíneo o dañan los nervios del pene, fundamentales para lograr la erección. Entre ellas se encuentran:

  • Enfermedades cardiovasculares (del corazón y vasos sanguíneos), que reducen la circulación sanguínea hacia el pene.
  • Hipertensión arterial (presión alta) y colesterol elevado, que contribuyen a la aterosclerosis (arterias endurecidas o bloqueadas).
  • Diabetes mellitus, Diabetes mellitus, especialmente la tipo 2, que puede dañar nervios y vasos sanguíneos, dificultando las erecciones.
  • Obesidad y síndrome metabólico, condiciones asociadas a problemas circulatorios y hormonales.
  • Trastornos hormonales, como niveles bajos de testosterona, los cuales, aunque no tan frecuentes a los 40, pueden ocurrir y disminuir el deseo sexual y la calidad de las erecciones.
  • Tabaquismo y consumo de drogas: Fumar cigarrillos daña los vasos sanguíneos y disminuye la circulación, mientras que ciertas drogas pueden interferir con la respuesta sexual.
  • Efectos secundarios de medicamentos: Algunos fármacos recetados para otras enfermedades (por ejemplo, antidepresivos, antihipertensivos o tratamientos para la próstata) pueden tener como efecto la disfunción eréctil.

Estas condiciones físicas pueden actuar solas o combinadas. Por ejemplo, una enfermedad cardiovascular incipiente a los 40 podría manifestarse inicialmente como problemas de erección antes de otros síntomas. Por eso, ante una disfunción eréctil persistente, es importante acudir al médico para buscar causas subyacentes. Identificar y tratar la enfermedad de base (como controlar la diabetes o la hipertensión) puede mejorar significativamente la función eréctil y, a la vez, proteger la salud general.

Factores psicológicos y emocionales

La mente juega un papel crucial en la sexualidad. En hombres de 40 años, las causas psicológicas de la disfunción eréctil pueden ser igualmente relevantes. Algunas de ellas son:

  • Estrés crónico: A esta edad, muchos hombres enfrentan presiones laborales, financieras o familiares (carrera profesional, hipoteca, hijos), y el estrés excesivo pasa factura en la salud sexual. El estrés aumenta la producción de hormonas como el cortisol, que pueden interferir con las hormonas sexuales y la respuesta eréctil.
  • Ansiedad de rendimiento: La ansiedad por el desempeño sexual o el miedo a “no cumplir” puede generar un círculo vicioso. Tras una experiencia de fallo, el hombre puede quedar preocupado por volver a fallar, y esa preocupación produce más ansiedad que dificulta la erección. Esta causa psicológica es bastante común incluso en hombres jóvenes y puede aparecer a los 40, especialmente si la persona ha notado algún cambio reciente en su función sexual.
  • Depresión u otros trastornos del estado de ánimo: La depresión suele disminuir la libido (deseo sexual) y puede provocar problemas de erección. Además, ciertos tratamientos antidepresivos también pueden afectar negativamente la función sexual. Otros trastornos, como la baja autoestima, el sentirse menos atractivo o la preocupación excesiva por el desempeño, entran aquí y pueden empeorar la situación.
  • Problemas de pareja o emocionales: Conflictos en la relación, falta de comunicación con la pareja, o resentimientos acumulados pueden reflejarse en dificultades sexuales. La intimidad emocional es importante para la sexualidad; si hay distanciamiento, ansiedad o tensiones con la pareja, es posible que aparezcan dificultades para mantener la erección durante la relación sexual.

A menudo, lo físico y lo psicológico se entrelazan. Por ejemplo, un problema físico leve (digamos, una circulación algo reducida) puede hacer que la erección sea menos firme; esto puede generar ansiedad o inseguridad (factor psicológico), lo que a su vez empeora el problema. Del mismo modo, un periodo de estrés elevado puede ocasionar algún episodio de fallo, y aunque físicamente todo esté bien, el miedo a que vuelva a ocurrir puede consolidar la disfunción eréctil. Por eso, es fundamental abordar la situación de forma integral, teniendo en cuenta mente y cuerpo.

El impacto del estilo de vida 

El estilo de vida a los 40 años también influye significativamente en la salud sexual. Hoy día, muchos hábitos cotidianos pueden convertirse en factores de riesgo para la disfunción eréctil:

  • Sedentarismo: Pasar muchas horas sentado (en la oficina, conduciendo o frente al ordenador) sin apenas actividad física puede contribuir al sobrepeso, problemas circulatorios y falta de energía en general. La falta de ejercicio se asocia con peor circulación sanguínea y condiciones como la hipertensión y la obesidad, que – como vimos – afectan negativamente la función eréctil.
  • Dieta poco saludable: Un alto consumo de comida rápida, grasas saturadas, sal y azúcares puede llevar a colesterol alto, sobrepeso y diabetes. En cambio, una dieta equilibrada (rica en vegetales, frutas, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables) ayuda a mantener las arterias limpias y mejora la salud cardiovascular, favoreciendo erecciones más firmes.
  • Consumo de alcohol: Aunque un par de copas puedan relajar, el exceso de alcohol puede perjudicar seriamente el rendimiento sexual. A corto plazo, el alcohol es un depresor del sistema nervioso central y puede dificultar la erección incluso en hombres sanos. A largo plazo, el abuso de alcohol puede disminuir la producción de testosterona y dañar órganos vitales (hígado, sistema nervioso, corazón), redundando en una disminución notable de la función eréctil. Por ello, moderar el consumo de alcohol – o evitarlo por completo si hay problemas de erección – es una medida aconsejable.
  • Tabaquismo: Como mencionamos, fumar afecta la circulación. La nicotina y otras sustancias del tabaco dañan las arterias y reducen el flujo de sangre. Hombres de 40 que han fumado desde jóvenes pueden empezar a experimentar las consecuencias en su vida sexual. Dejar de fumar suele mejorar la salud vascular en pocos meses, con beneficios también para las erecciones.
  • Falta de sueño y fatiga: La vida ajetreada moderna a veces conlleva dormir poco. La falta de sueño y el cansancio crónico impactan negativamente en los niveles de testosterona, en el estado de ánimo y en la respuesta sexual. Un hombre constantemente fatigado puede tener menor deseo sexual y menor rendimiento. Priorizar un buen descanso es parte de un estilo de vida saludable que favorece la función eréctil.
  • Estrés tecnológico y psicológico: Estar siempre conectado, las preocupaciones constantes del trabajo (incluso fuera del horario laboral) y la falta de desconexión mental pueden mantener elevados los niveles de estrés. Técnicas de relajación, momentos de ocio sin pantalla y controlar la ansiedad son hábitos modernos necesarios para prevenir el impacto del estrés en la salud sexual.

En resumen, un estilo de vida poco saludable a los 40 puede pasar factura en el dormitorio. La buena noticia es que muchos de estos factores son modificables: adoptar hábitos saludables no solo mejora la salud en general, sino que puede revertir o prevenir la disfunción eréctil leve en muchos casos. Más adelante detallaremos estos cambios de hábitos como parte del tratamiento.

Implicaciones emocionales y en la pareja

Tener disfunción eréctil a los 40 años no solo afecta físicamente, sino que también tiene un impacto emocional importante, tanto en el hombre que la padece como en su relación de pareja. Es fundamental hablar de estas implicaciones para entender la magnitud del problema y abordarlo con empatía.

En el plano individual, la disfunción eréctil puede minar la autoestima y la confianza. Muchos hombres se sienten avergonzados, frustrados o incluso con sentimientos de menos valía al no poder desempeñarse sexualmente como antes. A los 40, una edad relativamente joven, experimentar problemas de erección puede resultar sorprendente y preocupante. Es común que aparezcan pensamientos negativos del tipo «¿qué me pasa?», «¿estaré envejeciendo prematuramente?» o miedo al rechazo por parte de la pareja. Estos sentimientos pueden derivar en ansiedad o depresión si no se manejan adecuadamente. También es habitual que el hombre con disfunción eréctil  evite la intimidad por temor a fallar, lo que crea distancia emocional y puede agravar el problema (la falta de encuentros satisfactorios refuerza la inseguridad).

En la relación de pareja, la disfunción eréctil puede generar malentendidos y problemas si no se comunica abiertamente. La pareja podría interpretar erróneamente la situación – por ejemplo, pensar que ya no le atrae o que existe infidelidad – cuando en realidad el problema es médico o psicológico del hombre. Por otro lado, la frustración puede ser compartida: ambos miembros de la pareja pueden sentirse insatisfechos sexualmente, lo que aumenta la tensión. Sin embargo, cuando la pareja afronta el problema en equipo, con comunicación honesta y apoyo mutuo, el impacto negativo disminuye. Muchos hombres encuentran alivio al explicarle a su pareja lo que les ocurre; el simple hecho de saber que no serán juzgados o presionados ayuda a reducir la ansiedad de rendimiento. Además, buscar soluciones juntos (acudir a consulta, probar alternativas sexuales, mostrarse comprensivos con los tiempos del tratamiento, etc.) suele fortalecer la relación en lugar de debilitarla.

Es importante destacar que sentir vergüenza por tener disfunción eréctil es algo muy común, y lamentablemente, por pudor, muchos hombres no buscan ayuda profesional a tiempo. A los 40 años, un porcentaje significativo de quienes padecen disfunción eréctil no lo comenta ni con su médico ni con su pareja por vergüenza o miedo a herir su orgullo. Esta falta de consulta médica retrasa el diagnóstico de causas tratables y prolonga el malestar. Romper este silencio es el primer paso para solucionar el problema: la disfunción eréctil es tratable, y los profesionales de la salud estamos acostumbrados a abordar este tema con confidencialidad y empatía. Nadie debería cargar con este problema en soledad ni permitir que arruine su calidad de vida o sus relaciones.

Diagnóstico: ¿cuándo y por qué acudir al médico?

Si las dificultades de erección duran varias semanas y se repiten en la mayoría de los encuentros, pide cita con tu médico de cabecera, urólogo o sexólogo. Dos razones principales:

  • Detectar la causa: El profesional revisará tu historial, medicación y estilo de vida, hará un examen físico y, si procede, solicitará análisis (glucosa, colesterol, testosterona…) o pruebas de circulación peneana. Así descarta problemas como diabetes o enfermedad cardiovascular que, además de afectar la erección, ponen en riesgo tu salud general.
  • Definir el mejor tratamiento: No todos los casos son iguales: algunos logran erecciones parciales, otros las pierden rápido, otros no las consiguen. Con esos datos el médico ajusta el plan (cambios de hábitos, fármacos PDE5, terapia, etc.).

No dejes que nada te frene: hablar de disfunción eréctil es tan normal como consultar por la tensión arterial, y cuanto antes actúes, antes verás mejoras. Regla práctica: si el problema dura más de 3 meses o te inquieta, consúltalo. Casi siempre hay una solución eficaz.

Tratamientos para la disfunción eréctil a los 40 años

La buena noticia es que actualmente existen múltiples tratamientos eficaces para la disfunción eréctil, adaptados a distintas causas y perfiles de paciente. A los 40 años, un hombre generalmente está en pleno ejercicio de su vida activa, así que el objetivo del tratamiento será permitirle recuperar una vida sexual satisfactoria y plena. Los abordajes van desde medidas sencillas en el estilo de vida hasta medicamentos especializados, pasando por terapias psicológicas. Es importante recordar que lo ideal es un enfoque integral: a menudo la combinación de varias estrategias da el mejor resultado. Veamos las principales alternativas de tratamiento:

Cambios en el estilo de vida y hábitos saludables

Como hemos descrito, muchos casos de disfunción eréctil en esta franja de edad están relacionados con hábitos de vida. Por ello, mejorar el estilo de vida suele ser el primer paso del tratamiento y, en ocasiones, puede resolver por sí solo el problema (especialmente cuando la disfunción eréctil es leve o reciente). Algunas recomendaciones clave son:

  • Ejercicio regular: La actividad física mejora la circulación sanguínea, ayuda a controlar el peso, reduce el estrés y eleva los niveles de testosterona de forma natural. Se aconseja combinar ejercicios aeróbicos (como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta) con algo de entrenamiento de fuerza. Con tan solo 30 minutos diarios de ejercicio moderado, varios días a la semana, se pueden ver mejoras en la salud cardiovascular y sexual. Si no sabes por dónde empezar, echa un vistazo a las rutinas de ejercicio para mejorar la función eréctil que te proponemos haciendo click aquí.
  • Alimentación equilibrada: Adopta una dieta tipo Mediterránea u otra variante saludable, rica en verduras, frutas, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva, y baja en carnes rojas, grasas saturadas y azúcares añadidos. Este patrón alimentario ayuda a mantener las arterias sanas. Nutrientes como los ácidos grasos omega-3, los antioxidantes y las vitaminas presentes en alimentos naturales favorecen la circulación y la producción de óxido nítrico (una molécula esencial para la erección).
  • Mantener un peso saludable: Bajar de peso en caso de sobrepeso u obesidad puede mejorar drásticamente la función eréctil. La grasa abdominal en exceso está ligada a problemas vasculares y a menor producción de hormonas sexuales. Perder esos kilos de más alivia la carga sobre el sistema cardiovascular y equilibra las hormonas, redundando en mejores erecciones.
  • Dejar de fumar: Abandonar el tabaco tiene beneficios rápidos en la salud. A las pocas semanas de dejar de fumar, la circulación comienza a mejorar y, con el tiempo, el riesgo de problemas vasculares disminuye. Muchos hombres reportan mejoras en la calidad de sus erecciones tras dejar el cigarrillo, además de mayor resistencia física y mejor estado general.
  • Moderar el alcohol y evitar drogas: Reducir el consumo de alcohol (lo ideal es no exceder 1-2 copas al día, y evitar emborracharse) ayuda a recuperar la función sexual, especialmente si la disfunción eréctil estaba relacionada con la ingesta. Por supuesto, eliminar el uso de sustancias ilícitas o abusar de medicamentos no prescritos es fundamental, ya que muchas drogas afectan la respuesta sexual o causan estragos en la salud que derivan en impotencia.
  • Descanso adecuado y control del estrés: Dormir en torno a 7-8 horas diarias para permitir al cuerpo recuperarse y mantener niveles hormonales óptimos. Paralelamente, incorporar técnicas de manejo del estrés: puede ser meditación, yoga, ejercicios de respiración, o simplemente dedicar tiempo a aficiones relajantes. La salud mental es parte de la salud sexual, y aprender a relajarse y desconectar mejora el desempeño en la intimidad. Si la ansiedad es un problema central, incluso terapias cognitivo-conductuales o apoyo psicológico para manejar el estrés pueden ser de gran ayuda.

Adoptar estos cambios de hábitos no solo beneficia la erección, sino que mejora la salud en general (corazón, cerebro, estado de ánimo). Es posible que un médico te recomiende implementar estas medidas por un periodo y evaluar si hay mejoría antes de pasar a tratamientos más específicos. En cualquier caso, llevar un estilo de vida saludable se volverá parte del tratamiento de base incluso si luego se usan medicamentos u otras terapias.

Terapia psicológica y apoyo emocional

La ansiedad de rendimiento, el estrés o la depresión pueden mantener la disfunción eréctil, incluso cuando el origen fue físico. Un sexólogo o psicólogo clínico ayuda a:

  • Romper el ciclo de miedo al fallo con técnicas cognitivo‑conductuales y ejercicios de focalización sensorial (no te pierdas el post que escribimos sobre focalización sensorial donde te explicamos sus beneficios y cómo hacerlo paso a paso).
  • Mejorar la comunicación y la autoestima, claves para volver a disfrutar sin presión.
  • Gestionar el estrés laboral o vital que agrava el problema.

Si la pareja se ve afectada, la terapia de pareja refuerza la intimidad y alivia la tensión. Combinada con el tratamiento médico, acelera la recuperación y reduce recaídas.

Medicamentos orales: inhibidores de la PDE5 (Viagra, Cialis, etc.)

El mayor avance en el tratamiento de la disfunción eréctil en las últimas décadas ha sido, sin duda, el desarrollo de los medicamentos orales inhibidores de la enzima PDE5. Este grupo de fármacos actúa incrementando el flujo sanguíneo al pene durante la estimulación sexual, lo que facilita conseguir y mantener una erección firme. Para un hombre de 40 años saludable, sin contraindicaciones médicas, estos medicamentos suelen ser la primera opción de tratamiento médico específico debido a su eficacia y seguridad comprobada.

Los principales fármacos de esta categoría son:

  • Sildenafilo, más conocido por su marca Viagra® (y también vendido como Sildenafilo, Galotam® o Bandol® en España). Fue el primer fármaco de este tipo y se toma aproximadamente una hora antes de la relación. Sus efectos duran unas 4-6 horas. No te pierdas nuestro post «Sildenafilo: lo que necesitas saber«.
  • Tadalafilo, conocido como Cialis® o en genérico Tadalafilo o Citax®. Tiene una duración más prolongada (hasta 36 horas en el organismo, por eso se le llamó la “píldora del fin de semana”). Puede tomarse de manera puntual o diaria en dosis pequeñas, según recomiende el médico. Lee más sobre el Tadalafilo en el post “Tadalafilo: lo que siempre has querido saber”.
  • Vardenafilo, comercializado como Levitra® (y otras marcas). De efecto y duración similares al sildenafilo, a veces funciona mejor en ciertos individuos que no respondieron bien al primero.
  • Avanafilo, la marca Spedra®, un inhibidor de PDE5 de acción más rápida (puede hacer efecto en 15-30 minutos) y con menor riesgo de ciertos efectos secundarios.

Estos medicamentos no provocan una erección automática; requieren que haya estimulación sexual para funcionar. Lo que hacen es facilitar la respuesta natural del cuerpo amplificando la acción del óxido nítrico, un vasodilatador que el organismo libera durante la excitación. Son en general seguros, pero no todos los hombres pueden tomarlos: están contraindicados en algunos casos, como por ejemplo, si se usan nitratos para el corazón, y se deben usar con precaución si hay ciertos problemas cardíacos severos, insuficiencia hepática/renal grave u otras condiciones que el médico evaluará. Los efectos secundarios más comunes son dolor de cabeza, enrojecimiento facial, congestión nasal o ligera indigestión, pero suelen ser transitorios y bien tolerados.

Estos medicamentos requieren receta médica. En España, no es legal obtener Viagra, Cialis ni otros fármacos para la disfunción eréctil sin una receta médica (pero sigue leyendo: te ofrecemos una solución segura, cómoda y confidencial). Además, por seguridad, siempre debe mediar la evaluación de un médico antes de usarlos: así se escoge el tipo y dosis adecuada, y se asegura de que no haya contraindicaciones en tu caso particular. Evita comprar pastillas por internet sin control médico, ya que abunda la falsificación y podrías recibir productos peligrosos.

En MejorOnline te ofrecemos un servicio de tratamiento de disfunción eréctil con receta médica: tras una consulta online sencilla (mediante un cuestionario de salud y la revisión por un médico colegiado), si no hay contraindicaciones y el medicamento está indicado en tu caso, recibirás una receta electrónica válida para comprar el fármaco en cualquier farmacia de España sin necesidad de imprimir la receta. Este proceso es rápido (puedes tener tu receta en cuestión de horas), confidencial y evita la incomodidad de una consulta presencial, dándote la comodidad de iniciar el tratamiento desde casa. Es una excelente opción para hombres ocupados de 40 años que buscan una solución efectiva sin complicaciones, siempre con la garantía de un seguimiento médico profesional y cumpliendo la legalidad. En resumen, los inhibidores de la PDE5 han revolucionado el manejo de la disfunción eréctil, y con la orientación médica adecuada, permiten que la gran mayoría de hombres recuperen su vida sexual activa de forma satisfactoria.

Otras opciones de tratamiento médico

Aunque los fármacos orales funcionan en muchos casos, existen otras alternativas terapéuticas para la disfunción eréctil, que suelen considerarse cuando las pastillas no son efectivas o no se pueden usar, o bien como complementos en casos específicos:

  • Dispositivos de vacío: Conocidas popularmente como bombas de vacío para el pene. Consisten en un cilindro que se coloca sobre el miembro y una bomba (manual o eléctrica) que succiona aire, creando vacío y atrayendo sangre hacia el pene, produciendo una erección. Una vez erecto, se coloca un anillo constrictor en la base del pene para mantener la erección durante el acto sexual. Es una solución mecánica sin fármacos, útil en hombres que no pueden tomar medicamentos o no les funcionaron. Puede tener una pequeña curva de aprendizaje y la erección lograda con el dispositivo puede sentirse algo diferente, pero muchos pacientes logran satisfacción con este método. No debe utilizarse por más de 20-30 minutos continuos para no dañar el tejido.
  • Inyecciones intracavernosas: Consiste en inyectar (con una aguja muy fina, casi indolora) un medicamento vasoactivo directamente en los cuerpos cavernosos del pene, provocando una erección en pocos minutos. El fármaco más utilizado es alprostadil, aunque a veces se usan combinaciones (bimix, trimix). Estas inyecciones las enseña a poner el urólogo y el propio paciente puede auto-administrárselas antes del encuentro sexual. Su eficacia es muy alta incluso cuando las pastillas han fallado. El inconveniente es que puede ser un método más invasivo y a algunos hombres les incomoda la idea de pincharse; aun así, es seguro si se siguen las instrucciones, y las agujas son muy pequeñas. Posibles efectos secundarios: un poco de dolor local o, raramente, una erección prolongada (priapoismo) que requeriría atención médica, aunque esto es infrecuente con las dosis adecuadas.
  • Supositorios uretrales (MUSE): Otra forma de administrar alprostadil es mediante unas mini-supositorios que se introducen en la uretra (conducto urinario). Desde allí, el medicamento se absorbe y genera la erección. Es menos utilizado que las inyecciones, ya que puede causar ardor uretral en algunos hombres, pero es una opción adicional en ciertos casos.
  • Terapia hormonal: Si los análisis revelan déficit de testosterona significativo y se relaciona con síntomas (bajo deseo sexual, poca energía, etc.), un médico puede indicar terapia de reemplazo de testosterona. Esto puede ser en parches, geles transdérmicos o inyecciones intramusculares periódicas. Normalizar la testosterona en hombres con hipogonadismo puede mejorar la libido y facilitar las erecciones, aunque no es un tratamiento directo de la erección como tal. A veces se combina testosterona (si hace falta) con alguno de los tratamientos mencionados arriba.
  • Cirugía (implantes de pene): Es el último recurso y se reserva para casos en que todas las opciones anteriores han fallado o no son viables. Consiste en colocar quirúrgicamente una prótesis dentro del pene. La más común es la prótesis inflable de 3 componentes, que lleva unas bombitas internas: el hombre acciona una pequeña bomba alojada en el escroto para llenar de líquido dos cilindros dentro del pene y así lograr una erección a voluntad. También existen prótesis maleables (semirrígidas). Las tasas de satisfacción con los implantes son muy altas, pero obviamente requiere un procedimiento quirúrgico y un periodo de recuperación. No suele considerarse a los 40 salvo en casos muy particulares (por ejemplo, daño severo e irreversible de los vasos o nervios del pene, o enfermedad de Peyronie muy avanzada). Afortunadamente, pocos hombres con DE llegarán a necesitar esta solución, pues la gran mayoría responde a tratamientos menos invasivos.

Como puedes ver, el abanico de tratamientos es amplio. Un urólogo especialista en salud sexual podrá guiarte a través de estas opciones. En la gran mayoría de hombres de 40 con disfunción eréctil, no será necesario llegar a tratamientos invasivos, ya que suelen funcionar bien las medidas conservadoras, la medicación oral o combinaciones con terapia psicológica. Lo importante es no rendirse: si una opción no funciona, siempre se puede probar otra, o varias a la vez (bajo supervisión médica). Con paciencia y apoyo profesional, prácticamente todos los casos pueden gestionarse con éxito.

Conclusión: superar la disfunción eréctil a los 40 es posible

La disfunción eréctil a los 40 años puede ser un desafío inesperado, pero está lejos de ser el fin de la vida sexual. La clave para superarla está en abordarla abiertamente y buscar soluciones activamente.

En primer lugar, no te culpes ni te avergüences: la disfunción eréctil es un problema médico común. Le puede pasar a cualquiera, y como ya mencionamos, es frecuente a esta edad. Háblalo con tu pareja; el apoyo y la comprensión mutua reducen la ansiedad y fortalecen la intimidad.

En segundo lugar, toma las riendas de tu salud: mejora tus hábitos de vida, ya que eso no solo ayudará potencialmente a tus erecciones sino a tu bienestar general en los años venideros. Pequeños cambios como caminar más, comer mejor o reducir el estrés pueden tener un impacto sorprendente.

Y muy importante, busca ayuda profesional. A los 40 años, tienes por delante muchas décadas de vida sexual que vale la pena disfrutar plenamente. Consultar a un médico te abrirá la puerta a tratamientos eficaces. Desde la comodidad de tu casa incluso, puedes acceder al servicio médico online fiable de MejorOnline que te evalúa y receta para un tratamiento seguro. Ya no hay excusas válidas para quedarse con los brazos cruzados: la discreción de la telemedicina hoy facilita dar ese primer paso sin pasar vergüenzas ni demoras.

Superar la disfunción eréctil es un proceso, pero con las herramientas actuales, la gran mayoría de los hombres lo logran. Sea con una pastilla antes del momento íntimo, con terapia que despeje la ansiedad, con cambios en tu día a día o con la combinación de todo ello, recuperar una vida sexual satisfactoria a los 40 es absolutamente posible. Con información rigurosa, apoyo médico y la actitud adecuada, podrás volver a disfrutar sin preocupaciones de tu intimidad.

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